5 de abril de 2009

Verano 2009 El Salvador


Todos los años es lo mismo, a partir de mañana lunes (si no es que desde antes por la salida de los empleados públicos) nuestro país experimenta una "migración" hacia cualquier lado con tal de escapar del trajín rutinario pero más que todo hacia la zona costera.

A las autoridades (lease entes gubernamentales del ramo como cuerpos de socorro, policía y similares) les queda la misión de bregar con los veraneantes con los consabidos efectos colaterales que ello implica. Viene de nuevo la Semana Santa y son casi nulas las expectativas de que las estadísticas de accidentados sean a la baja (pese a que dicen que el año pasado si la hubo) La verdad es que para algunos no hay escarmiento, parecen bichitos disfrutando retar el peligro. Así hemos hecho una cultura de la violencia, expresada de mil maneras.

Dicen que es malo generalizar pero afrontemoslo, al salvadoreño promedio le encanta llevar la contraria, yo nunca voy a descubrir cual es la verdadera razón detrás de eso pero si nos dicen blanco, casi indefectiblemente tenemos en la punta de la lengua como respuesta negro. Lo anterior lo digo por los consejos que siempre se dan y no falta el 'campión' que las infringe aún a costa de poner en riesgo la seguridad propia y la de los suyos pues con todo y recomendaciones cientos de personas pierden la vida en accidentes de tránsito, ahogados o intoxicados en guaro. Buscamos el máximo punto para el exceso.

En realidad hacemos todo lo contrario a lo que significa la Semana Santa. Nos entregamos a hacer desmanes como si no hay mañana (si Carlos, a vos te tomé prestada la frase porque me encantó!) Es tannn sencillo no trabar los carros, porque la playa no se va a mover de ahí, ni se va a acabar la comida y bebida que llevamos. Es tannn sencillo no sobreexponernos al sol cual iguana o garrobo que pretende calentar su sangre fría y no dejar el pellejo en la arena. Es tannn sencillo no agarrar el guaro o las birrias como que son agua y cual perdido en el desierto empinar el codo con profusidad hasta perder toda pizca de juicio. Es tannn sencillo no comer como desaforados y detenernos casi al punto de vomitar sino es que nos intoxicamos.

Hago un atento llamado a la cordura para que si bien disfrutemos, no se nos pase la mano y regresemos los mismos que nos vamos a descansar.

PS Y me arranco para la Costa del Sol, no se me hizo Nicaragua (lo malo de planificar con demasiada anticipación) así que les dejo programadas unas cuantas entradas y una que otra que valga la pena subir desde la playita, se me cuidan!

2 comentarios:

aumax dijo...

En la Argentina es similar a lo que describís. Me interesaría un post desde la costa salvadoreña!!!! Como para conocer sus playas...
Saludos, Damian

Anónimo dijo...

Mi Tio Francia no sabes lo q me alegra a la distancia leer tu sabiduria y pues si se va a la Costa es porque tampoco salio lo de Panama ya que usted sabe que es bienvenido siempre en mi casa cuidese Tio Francia
Rene