Javier Miguel hace una breve reseña de lo que hay que hacer para ir a Munich y disfrutar.
Lo primero que hay que tener en cuenta nada más aterrizar en el aeropuerto de Munich es tener muy claro que el centro de la ciudad se encuentra casi a una hora en taxi por lo que es recomendable buscar otro tipo de medio de transporte público para llegar a la ciudad si no se quiere empezar la visita con 70 euros menos en el bolsillo. Munich es la tercera ciudad más grande de Alemania y la capital neurálgica de Baviera, por lo que si tenemos pocas horas para visitarla lo mejor es dirigirse directamente al centro y olvidarse del resto.
Una vez en el centro es obligatorio dirigirse hacia Marienplatz –la Plaza de María- que es donde está el meollo. Ahí se encuentra el Nuevo Ayuntamiento con su famoso carrillón y su aún más famoso, sobre todo para los aficionados de fútbol, balcón donde los jugadores del Bayern celebran por todo lo alto sus títulos. En esta plaza se han llegado a concentrar 50.000 aficionados para cantar los grandes éxitos del equipo bávaro, dejando, sin duda, pequeña la Plaça Sant Jaume.
A pocos metros de Marienplatz se encuentra la cervecería más famosa de Munich y por extensión de Alemania. Su nombre es Hofbrauhaus y cuenta ya con más de cinco siglos de antigüedad. Es tan grande que por muy llena que esté siempre se acaba encontrando un sitio. Los precios son relativamente baratos, por lo que con 20 euros se puede comer y beber razonablemente.
Hay que tener cuidado de no pasarse con la cerveza porque las camareras, vestidas con el traje regional de Baviera (dirndl), te sirven jarras de un litro si no se avisa. También hay que tener cuidado con el chucrut –col agria-, ya que lo sirven prácticamente como acompañamiento de todos los platos – especialmente en el codillo y las salchichas- , por lo que acabas odiando su sabor y textura. Aparte de ser un local ruidoso –se puede gritar y corear a pulmón abierto- también hay una orquesta vestida con pantalones cortos de cuero típicos de la región (lederhose) para amenizar la estancia. Para que el ritmo de cervezas no baje, otras camareras van repartiendo bratzel (una especie de rosquilla de pan muy salada). Si se busca una coartada histórica cabe señalar que esta cervecería fue uno de los lugares donde Hitler se inició como exaltador de masas.
Si tras pasar por Hofbrauhaus todavía tenemos fuerzas y sobre todo tiempo es recomendable dejarse llevar por los callejones del centro –la mayoría son peatonales- para disfrutar del encanto muniqués. Muy aconsejable es hacer una última parada en una de las dos torres de 99 metros que flanquean la Frauenkirche –Catedral de Nuestra Señora- donde disfrutará de una panorámica excepcional de Munich.
En el caso de que no tengamos entradas para el partido, una buena opción sería ir a uno de los bares que hay en el barrio pijo de la ciudad, Schwabing. Entre tiendas de lujo y coches de alta gama se encuentra un local muy recomendable, ‘Eggers’, donde cuenta con una pantalla gigante para poder disfrutar de un buen partido de fútbol. Generalmente se llena de aficionados jóvenes, un poco ruidosos, pero muy respetuosos con los rivales. Un sitio ideal para cenar mientras se ve el partido. Un aviso a navegantes: las ensaladas son ‘maxi’ por lo que no intente pedirlas como acompañamiento de un segundo plato porque le puede salir la lechuga por las orejas.
Si tiene entradas para el partido ha de tener en cuenta que el Allianz Arena se encuentra en las afueras de la capital, casi a cuarenta minutos del centro en taxi, por lo que es conveniente dejar un margen razonable de tiempo. En Munich se suele colapsar los accesos al estadio con facilidad. El Allianz Arena es una auténtica joya arquitectónica que se inauguró hace poco más de ocho años. Distinguir al Allianz Arena desde la distancia es relativamente fácil porque está iluminado con un rojo intenso cuando el Bayern juega un partido. La imagen es simplemente sobrecogedora. El exterior del estadio varía su color según quien sea el equipo local: cuando juega el Munich 1860 se transforma en azul y cuando lo hace la selección alemana en blanco. Otra de las grandes ventajas es que en el estadio todas las plazas son cubiertas por lo que no hay riesgo de acabar calado si empieza a llover. En todo caso sí hay que llevarse algo de abrigo porque por estas fechas las noches en Munich son aún bastante frías.
¡Buen viaje y a disfrutar de su estancia en Múnich!.
Una vez en el centro es obligatorio dirigirse hacia Marienplatz –la Plaza de María- que es donde está el meollo. Ahí se encuentra el Nuevo Ayuntamiento con su famoso carrillón y su aún más famoso, sobre todo para los aficionados de fútbol, balcón donde los jugadores del Bayern celebran por todo lo alto sus títulos. En esta plaza se han llegado a concentrar 50.000 aficionados para cantar los grandes éxitos del equipo bávaro, dejando, sin duda, pequeña la Plaça Sant Jaume.
A pocos metros de Marienplatz se encuentra la cervecería más famosa de Munich y por extensión de Alemania. Su nombre es Hofbrauhaus y cuenta ya con más de cinco siglos de antigüedad. Es tan grande que por muy llena que esté siempre se acaba encontrando un sitio. Los precios son relativamente baratos, por lo que con 20 euros se puede comer y beber razonablemente.
Hay que tener cuidado de no pasarse con la cerveza porque las camareras, vestidas con el traje regional de Baviera (dirndl), te sirven jarras de un litro si no se avisa. También hay que tener cuidado con el chucrut –col agria-, ya que lo sirven prácticamente como acompañamiento de todos los platos – especialmente en el codillo y las salchichas- , por lo que acabas odiando su sabor y textura. Aparte de ser un local ruidoso –se puede gritar y corear a pulmón abierto- también hay una orquesta vestida con pantalones cortos de cuero típicos de la región (lederhose) para amenizar la estancia. Para que el ritmo de cervezas no baje, otras camareras van repartiendo bratzel (una especie de rosquilla de pan muy salada). Si se busca una coartada histórica cabe señalar que esta cervecería fue uno de los lugares donde Hitler se inició como exaltador de masas.
Si tras pasar por Hofbrauhaus todavía tenemos fuerzas y sobre todo tiempo es recomendable dejarse llevar por los callejones del centro –la mayoría son peatonales- para disfrutar del encanto muniqués. Muy aconsejable es hacer una última parada en una de las dos torres de 99 metros que flanquean la Frauenkirche –Catedral de Nuestra Señora- donde disfrutará de una panorámica excepcional de Munich.
En el caso de que no tengamos entradas para el partido, una buena opción sería ir a uno de los bares que hay en el barrio pijo de la ciudad, Schwabing. Entre tiendas de lujo y coches de alta gama se encuentra un local muy recomendable, ‘Eggers’, donde cuenta con una pantalla gigante para poder disfrutar de un buen partido de fútbol. Generalmente se llena de aficionados jóvenes, un poco ruidosos, pero muy respetuosos con los rivales. Un sitio ideal para cenar mientras se ve el partido. Un aviso a navegantes: las ensaladas son ‘maxi’ por lo que no intente pedirlas como acompañamiento de un segundo plato porque le puede salir la lechuga por las orejas.
Si tiene entradas para el partido ha de tener en cuenta que el Allianz Arena se encuentra en las afueras de la capital, casi a cuarenta minutos del centro en taxi, por lo que es conveniente dejar un margen razonable de tiempo. En Munich se suele colapsar los accesos al estadio con facilidad. El Allianz Arena es una auténtica joya arquitectónica que se inauguró hace poco más de ocho años. Distinguir al Allianz Arena desde la distancia es relativamente fácil porque está iluminado con un rojo intenso cuando el Bayern juega un partido. La imagen es simplemente sobrecogedora. El exterior del estadio varía su color según quien sea el equipo local: cuando juega el Munich 1860 se transforma en azul y cuando lo hace la selección alemana en blanco. Otra de las grandes ventajas es que en el estadio todas las plazas son cubiertas por lo que no hay riesgo de acabar calado si empieza a llover. En todo caso sí hay que llevarse algo de abrigo porque por estas fechas las noches en Munich son aún bastante frías.
¡Buen viaje y a disfrutar de su estancia en Múnich!.
2 comentarios:
Sólo de pensar en el boleto de avión me da patatús.
Adivina adivinador... u have a new follower...
Para ir a darse un vueltin por munich :p
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