11 de diciembre de 2015

Toda regla tiene su excepción



Empiezo aclarando que quien me conoce, sabe que estoy a favor que las personas tengan la más absoluta libertad en sus preferencias (de lo que sea). Habida cuenta que más de alguno me va a criticar por lo que estoy a punto de escribir, pues reitero mi más profundo respeto por las elecciones individuales.


Ahora tuve varios sueños, soñé con el trabajo (puto estrés); soñé dos veces que me tenía que ir del país porque la situación de violencia está insostenible desde hace más de 10 años pues ver muertos todos los días no es comida de hocicones; y soñé con mi hija, que tiene poco más de dos semanas de estar fuera del país por turismo.

Uno sabe que está jodido cuando en el 4to sueño de la noche, tu ex, madre de tus hijos, con la que tenés NULA RELACIÓN, pero en verdad inexistente, está sentada en un bistró en París con vos, tomándose un café y vos desayunando omelette du fromage et jambon. Y estás todavía más jodido si en ese sueño ocurre un dialogo como este:

- Estuve siguiendo a la Camila, estaba con una mujer de esas que le gustan a ella.

-¿Me estás diciendo que mi hija es lesbiana?

Suficiente estrés me generó verla en el último lugar que quisiera estar con ella, ya no digamos que no deje en paz a mi descendencia. Lo que sigue es una mezcla de cosas que sé que hago mal en explicarlas, pero lo voy a hacer igual.

En ese sueño veía a a mi hija con alguien que es conocida mía y que tiene gustos alternativos. Y flirteaba con ella y a mi me molestaba. No es el hecho que ella prefiera a las mujeres lo que me indignó, puesto que contrario a lo que muchos puedan inferir por estas líneas, si uno de mis vástagos tuviera esas tendencias, lo seguiría queriendo igual. No dejaría de ser mi hijo/a por eso, pero que sea porque el o ella así lo quieren, que esté inmerso el elemento volitivo, su voluntad y disposición a vivir su vida como les ronque la gana, no porque alguien se haya aprovechado de su confusión o curiosidad. Ella recién cumple 17 años y dejando a un lado el hecho que no es adulta todavía, uno sabe lo que tiene, y mi hija no se caracteriza precisamente por ser madura.

No es lo mismo ver un cipote centrado, responsable, maduro para su edad, tomando una decisión que lo más probable sea para toda la vida, que a alguien irresponsable, desordenado e inmaduro y que uno se quede impávido ante la injerencia que ejerce un tercero interesado en simplemente aprovecharse de alguien que no sabe lo que quiere.

Y si, sabedor estoy de la más que probable reacción del lector: "Uno de padre siempre ve inocentes a sus hijos" "Ni la conoce y anda pensando que es una santa", pues al menos a mi, que es lo que me interesa, me queda la certeza que bien que mal, sé con qué bueyes estoy arando, sé bastante bien de que pierna cojean mis tres hijos porque no he sido un padre desconectado de su realidad, sino mas bien he sido cercano a ellos y he tratado en la medida de lo posible de estar ahí. La valoración que ellos hagan de mi papel como progenitor ya no me compete. Ojalá sean benevolentes con una persona que está llena de defectos.