casi nos quiebran el nance

Pudo ganar cualquiera y acabó en empate, aunque recogiendo impresiones de los diferentes medios impresos españoles (de uno y otro lado) me quedo con que efectivamente y muy para mi pesar el madrid nos tuvo contra las cuerdas y pudo habernos hecho más daño del que nos hizo, hubo tres goles en doce minutos, TRES GOLES!!! Van Nistelrooy marcó a los cinco minutos, al aprovechar un centro de Higuaín desde la izquierda, el terreno de Oleguer. A los once minutos empató el Barcelona. Etoo descubrió a Messi en la banda y el argentino hizo fácil lo que es proeza: encaró a Casillas y lo superó por bajo. Y dos minutos después, el madrid convirtió en arte un contragolpe. El último recorte de Guti, cuando cualquier otro hubiera disparado o roto a llorar, fue prodigioso: o gol o penalti. Y fue esto último porque Oleguer no sabe de muchas sutilezas. Marcó Van Nistelrooy de nuevo. Era un festival inagotable en el que se sucedían las ocasiones sin tiempo para apuntarlas y sin pulso para entenderlas. Entre el minuto 15 y el 18, Van Nistelrooy rozó el gol de cabeza y Casillas salvó un mano a mano con Etoo. El intercambio de golpes era conmovedor. Después de una pausa de 10 minutos, prosiguió la fiesta hasta que Messi culminó la enésima avalancha del Barcelona. Etoo y Ronaldinho hicieron una pared en la misma boca del infierno y el argentino remachó de media volea asesina. Lo más difícil parecía estar hecho por parte del Barça: equilibrar dos goles en contra hasta que se dejó expulsar Oleguer! El 2-3 llegó a balón parado. Lanzamiento de falta de Guti y Sergio Ramos peinó de cabeza el balón sin respuesta posible. El Camp Nou entró en el mutismo y la desolación. La quiso pagar con el árbitro, que dejó pasar una amonestación a Diarra pero también perdonó la expulsión a Deco. En el 3-3 Messi explotó un pase de Ronaldinho para desarbolar a la defensa blanca y soltar otra vez la bota izquierda. Después, besó con pasión el escudo del Barça (allá arriba está la foto ↑ )

El clásico mantiene con vida al Real Madrid de Capello, le regala una semana más de tregua, como si el destino quisiese que sea el Bernabéu el que dicte sentencia. El clásico envía a sus casas a ambas aficiones insatisfechas, a los blancos con las ganas de salir victoriosos del reducto enemigo y a la afición azulgrana con la rabia de pensar que el árbitro pudo señalar penalti en el empujón de Diarra a Ronaldinho, con la confirmación de que Leo Messi es un genio, aunque el Barça no está bien, necesita que Rijkaard eleve la moral y el orden, necesita de una terapia colectiva para poder acabar la temporada con la dignidad que merece este grupo: ganando un título y si puede ser, el doblete.