4 de agosto de 2011

La puta



Estaba en la parada haciéndose la maje. Ahí la vi. Cuando yo salía del super y llegué a comprarle a la señora que vende pan francés, a la par de la farmacia. Era de día, andaba en camiseta, falda corta de jeans, tenis y mochila. Pasaba por colegiala. Pero era sábado a la tarde. Coquetea con los que van pasando, buscando un poco de atención de los transeúntes. No mucho para que no la descubran. Disimula, hace como que espera a alguien.

No ha de pasar de los 17. Tiene un cuerpo menudo y curvas poco pronunciadas. Estoy seguro que es menor de edad. Pero no es picardía juvenil la que destila. Se le nota que anda buscando dinero. La delata como voltea a ver las camionetas grandes y los carros de lujo. Como que ya supiera el tipo de conductor que le va parar y le dejará buena plata. ¿Será que quiere comprarse un Blackberry? ¿Será que le gusta ir a las discotecas caras del oeste de la ciudad? No se ve sucia o desaliñada como para que sea por droga que se vende. Pueda que yo esté especulando y no se trate más que de una menor vejada y explotada, a la que obligan a ir a buscar clientes y que si no gana dinero la golpean.

Tengo ganas de acercarme pero no para hacerme cliente de ella. Me intriga saber que la empujó a putiar. ¿La habrán prevenido de los mareros? Ese es uno de los peligros que encierra la calle y que la puede mandar a la morgue. Y no precisamente en una pieza. Quisiera hablarle y que no me vea como un degenerado. Me gustaría que se cuidara, regalarle condones. Ella todos los días flirtea con el HIV.

2 comentarios:

iba pasando dijo...

Muchas putas son más responsables con el sexo que la compañera de clases que se sienta adelante de vos en la Universidad.

A los que buscan plática les puede ir peor que a los clientes, varias son novias de miembros de pandillas y las vigilan de cerca.

Mariocopinol dijo...

Que buen apunte ese de las cheras de la U!!!

Suerte q solo es un cuento n_n