24 de agosto de 2011

Divagar no siempre es bueno



Si algo he aprendido en esta vida es "nunca digas nunca". Yo no seré de extracción humilde, tampoco de clase opulenta. Clase media. Pero es curioso como da vueltas la vida.

Hay ocasiones en las que me pongo a pensar disparates. Supongo que todos en algún momento de nuestras vidas lo hemos hecho. Pero tiendo a creer que lo mío son cosas que no cualquiera se cuestiona.

Por ejemplo, me pregunto, ¿se podrá ser gordo y estar desnutrido? Yo creo que sí. No solo físicamente, también espiritual y mentalmente. Cuantos de esos gordos se irán a dormir con el estómago lleno pero solo de comida chatarra (los habrá quienes se acuesten con la barriga vacía, por dieta o por que no hay para comer) y sin una palabra que los reconforte.

Cuanta gente va por la calle, ensimismada, con miedo a que lo asalten. Calculando cuanto le queda para terminar el mes. Y ZAS! le sale un ladrón dejandolo sin siquiera para pagar su pasaje rumbo a su casa. Los obigan a llegar a pie o pidiendole al que maneja el bus que no les cobre. ¡Cuanta injusticia!

Todos los días 12 salvadoreños salen a la calle y no regresan vivos a su casa. Son 12 velatorios que se llevan a cabo. Son 12 familias que lloran a su difunto. Debe haber mucha gente haciendo dinero en las casas funerarias. Triste pero cierto. En la desgracia de unos, está la bonanza de otros.

Probablemente piensen que lo de los gordos y la desnutrición o los robos y las cuentas de fin de mes o los muertos no tienen nada que ver entre sí, pero era eso, ejemplos de mis disparates. Eso .... y sigo así, jurándome a mi mismo que nunca voy a decir nunca.

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