Esa con la que me abrazo pese a que no estoy a gusto. La que algunos dicen que es imaginaria, que no existe y solo vive en mi cabeza. Aquella a la que muchos atribuyen que hace daño y ni cuenta se da. La que no quieren y de la que me tratan de alejar pero yo me resisto a dejarla ir. La que a pesar de todo me permite revisar un poco mi pasado reciente y comprobar que es la culpable de todos mis fracasos.
Muchas veces me aislé del mundo convencido que lo que me estaba ocurriendo era su influencia directa. Le recriminé con gestos ampulosos. Le grité que su accionar estaba incidiendo en mi entorno. Pareciera que aticé su furia pues ella no tardó en devolver gentilezas. Accioné el mecanismo que usa cuando se ensaña conmigo y trae aparejadas esas nefastas repercusiones.
Destructora, generosa, amplia. Se me presentó en un proceder calcado a las veces anteriores. Era cuestión de tiempo para que sus devastadores efectos se cebaran con mis huestes.
Pero esta vez fue diferente. La encaré de un modo distinto. No traté de apresurar mucho el paso. Dispuse la cantidad justa de agresividad que cualquier manual pide para el intercambio de impresiones en un ambiente hostil. Le dije cuanto la detestaba y que la quería fuera de mi vida.
Le expresé de una manera explícita que no habrían más genuflexiones. Que su facultad de arruinar todo se había acabado. Había sido suficiente de esa historia de mezquindades que sólo despierta repudio. Tantas desventuras se pueden resumir en una especie de maldición y yo no estaba dispuesto a continuar así.
Un gélido y trepidante escalofrío inundó mi cuerpo cuando al fin me deshice de ella. ¿Cómo es que se llama? Ahh si! ya recordé su nombre, se llama mala suerte.
2 comentarios:
jajajaj me encanto.... pero imagine que tenia nombre de mujer!
:D gracias por pasar :D
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