La madre de todas las batallas

En el encuentro más largo de la historia de Wimbledon, le tocó perder a Federer! y no cayó frente a cualquiera, Nadal era un toro! El pasto sagrado del All England Lawn Tennis and Croquet Club se vistió de gala para ver algo irrepetible, el duelo en el que el número dos al fin rompería con la avasalladora hegemonía que el suizo mantenía y yo aún no salgo de mi asombro!

Cansancio, nervios, ansiedad, errores no forzados provocados por las 7 horas del día lidiando el uno contra el otro. La historia consolidada en Wimbledon frente a la historia nueva que procuraba ganarse su espacio, al final se escribió un capítulo extraordinario!

Son tan diferentes que ni siquiera se parecen en las sensaciones que generan para quienes van a verlos a la cancha. Roger es música clásica. Rafa es Rock. Federer es un cirujano. Nadal, un carnicero. Al suizo lo van a ver como si estuvieran en la Opera. El español transmite definitivamente otro vértigo y destroza a sus rivales, los apabulla, los tipos llegan desahuciados al final, casi ridiculizados por una tormenta de brazos y piernas que se abalanzan desde más allá de la red. Roger es más prolijo, más tranquilo, el yerno ideal; Nadal se saca la vincha, sacude la melena, llega a la red casi a la carrera con su camisa sin mangas y sus bermudas largas.

En las conferencias de prensa, Roger responde primero en inglés, después en francés, más tarde en alemán y aunque le pregunten más de lo acordado, termina de responder. Rafa, más a la carrera, pide ayuda cuando se pierde en inglés, termina lo más pronto posible el trámite con acento y pasa al español lo más rápido que puede. Derecho el número uno del mundo, zurdo el dos y la historia continua!