Psicoanalizando

Las relaciones afectivas generan las más poderosas emociones en la vida (positivas y negativas)

Es que cuando se está enamorado se tiene la capacidad de inspirar las más maravillosas y tiernas emociones (claro, cuando las cosas van bien) y por el contrario, cuando no van bien, las más dolorosas y horribles que se pueda experimentar. Esto es porque emocionalmente somos sumamente vulnerables cuando se tiene pareja. Ponemos nuestros corazones al descubierto y no siempre nos salen las cosas como las planeamos, lo que nos puede dejar una serie de sentimientos con los que hay que lidiar cuando todo acaba: tristeza, pena, enojo, culpa, resentimiento y demás. A menudo, nos encontramos recreando viejas conversaciones y conductas que tuvimos con nuestras antiguas parejas, deseando que pudiera hacerse todo de nuevo y tener un resultado diferente. Una vez la relación ha terminado, necesitamos tiempo para dejar en el pasado esas sensaciones y ser determinantes en no mirar atrás. El enojo necesita ser expresado en una manera saludable, los expertos opinan que lo mejor es escribir una carta (que no se va a enviar tampoco!) para sacar todos los pensamientos y sentimientos que aún quedan. Una vez que el enojo ha pasado, puede devenir la tristeza y se debe hacer lo mismo, desecharla. El arrepentimiento también debe ser dejado a un lado, no se trata tampoco de pensar que por arte de magia va a regresar el (la) ex, sólo porque ya se ordenó el desorden que se tenía! Eventualmente, con el paso del tiempo, nos quedamos con la impresión que las cosas pasaron como debieron suceder, de que aprendimos de la experiencia y que estamos listos para pasar la página. Regresa la esperanza que una mejor relación vendrá y de hecho comienza la búsqueda de una nueva.