cantalo, cantalo, cantalooooooo

Gooooooooooooooooooooooooooooooollllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll de Bocaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Golazzzzzzzzzzzzzzzzooooooooooooo de Lucas Viatri!!!!

No salió campeón, no resolvió sus problemas. Pero ganarle con diez jugadores a River, de visitante, da para cerrar un cabaret.

por Adrián Piedrabuena.

Parecía que lo habían dejado solo. Desde la boca del túnel lo miraba el 9, la leyenda viviente (y presente). En el banco se frotaba los botines el 18, el rubio que llegó de Europa por las dudas. Alrededor de su camiseta 27 había más enemigos que aliados. Cabral y Tuzzio no tenían buenas intenciones. Y tampoco Ahumada, el volante que achicaba para rodearlo mejor. Era, para Lucas Viatri, la prueba más difícil. No tenía margen de error. Más allá del respaldo de Ischia, el único delantero de Boca en el superclásico debía demostrarle al mundo que el futuro es hoy, que el pibe tenía que darle paso al jugador. Entonces, se armó de paciencia, trabajó en silencio, picó mil veces en busca de una pelota invisible, saltó en todas, pivoteó, las pocas que tocó las devolvió redonda, le puso el cuerpo al esfuerzo y, como en las historias de Hollywood, terminó siendo el chico de la película. Ese grito, histórico, le infló los pulmones de orgullo. El pibe le había dado paso al jugador. Y el jugador, al goleador.La foto, para el póster, será la del doble anticipo a Tuzzio y a Abelairas y ese cabezazo con rosca rumbo al ángulo. A lo Palermo. Pero la imagen que resume mejor sus características es la atrevida definición, pura técnica, con la que por poco no clava el 2-0. El botín bien hundido, debajo de la pelota, para picarla con categoría y sutileza. Una chilena de Tuzzio impidió una mejor foto...La frialdad, algo que en cualquier partido picante como un superclásico puede ser un defecto, fue su principal virtud. Con Palermo afuera y con Figueroa en sus marcas, Viatri es el hombre. Ya nadie lo puede dudar...