10 de julio de 2009

Amor ingrato

Claudio era piloto comercial y tenía ya dos horas dentro de una institución bancaria. Tres menores, con la desfachatez de su inocencia, se le acercaron al hombre que con rostro serio, haciendo fila, hacía caso omiso a sus monerías. Estaba más bien irritado. Disgusto iniciado en un silencio sospechoso. Dejó el banco y se dirigió a buscar un café.

Trató de pasar desapercibido, en una mesa de la esquina y lejos del aparador del restaurante-bar, justo a dos cuadras del ultimo hotel donde compartió cuarto con su pareja, ese hotel le traía malos recuerdos. Por estos días de reloj biológico alterado, se transformaba en un auténtico volcán irascible. El dicho popular dice "No todo lo que brilla es oro" No hubo nadie como él que se hiciera tanto daño con esa autoflagelación en forma de decisiones equivocadas, errores de principiante o esas señales visibles de que lo que se creía evidente no lo es.

Tuvo una corazonada exigua, efímera, inasequible, acerca de como había caído en ese estado de estupefacción por una mujer. Mostró su carácter y sacó a relucir la prestancia, trató de recomponerse. Repasó mentalmente todos y cada uno de los momentos que compartió con Alicia, la bella sobrecargo de la que se había enamorado y con la que ya no seguían juntos. Era ahí en Buenos Aires donde se habían dicho adiós después de un idilio de cinco meses pero que había caído en la monotonía.

Ella le había dado un reloj de regalo, fue por su cumpleaños y lo rompió como quien destruye las cartas de un amor agridulce que se fue. Estaba sacando el veneno, ese que le corroía las entrañas y ese combo de sensaciones le dio tranquilidad, al menos temporalmente.

Sin embargo, detrás del affaire al cuore, se escondía otro detalle: Siendo de generaciones distintas, tuvieron algunos cortocircuitos. Había algo concreto: más allá de cuál es el porqué, los continuos viajes no colaboraban, las rutas que cubrían eran distintas y la duda pasaba por ver si podrían seguir manteniendo la regularidad y no caer en los titubeos y vaivenes típicos de la relaciones mantenidas a distancia.

Por otro lado, ella también caminaba por las vías de la vacilación, con brillo en las pupilas y melancolía en el corazón. En una de sus ultimas discusiones en la compañía los jefes supieron que algo andaba mal. Luego de vociferar y tener un intenso intercambio de impresiones se dijeron lo que se tenían que decir y cuando él se paró, de espaldas a su locker, ella sólo atinó a sonreír. Era consciente de que el mejor antídoto para silenciar tantas dudas era poner los puntos de movida.

Había nostalgia, olor a despedida y lo mejor era poner tierra de por medio, lo cual materializó al día siguiente aceptando una vieja oferta de trabajo con otra aerolínea, que llevaría su destino hacia el Viejo Continente.

Ella se lo comunicó casi de inmediato. De ahí las lágrimas del moreno piloto apenas supo de la noticia. Por otro golpe más en su vida y por las particulares circunstancias que se daban en esta ocasión. Esta vez no era sufrir una infidelidad el hecho que le privaba de continuar con ella.

Claudio se dijo a sí mismo:

-"Ella estaba bastante mal. Sobre todo porque permanentemente le vienen pasando situaciones desagradables, pero voy a superar esta prueba también"

Si bien el motivo económico tambien movía a Alicia a irse lejos, estaba harta de darle excusas a Claudio. Era imposible que no pudiera llegar al climax, no creía que su psicólogo no hallara las causas a su frigidez.

Pasaron dos años y cuando regresaba a su país siempre sentía un dejo de nostalgia, llevó a cabo una serie de actos para evitar pensar tanto en ella: Un viaje a la montaña para reencontrarse con la calma perdida; un tiempo para meditar y recuperar la rutina de ir a cenar a ese restaurante francés de moda para refugiarse en el calor de sus amigos; una reunión respetuosa con la gerencia de una aerolínea multinacional interesada en llevarselo a Oriente Medio; alguna que otra loca idea de pescar centollas en el Mar de Behring... Pasó mucho. Lo único que no pasó fue su amor por ella...

Su historia desdibuja contradicciones. Podrá ser que se repite el ciclo. Podrá ser que es la mejoría que anticipa la muerte, ojalá no se ilusione. Aunque haya muchos rezos la historia no podrá ser cambiada y el final será inevitable: No la tendría de nuevo con él y ella seguía sola en Europa, sola en su burbuja, aislada del mundo.

Quien dijo que la vida era justa? Los hombres tambien tienen sentimientos y pueden vivir sin sexo!

5 comentarios:

Clau dijo...

cree usted? yo tendría mis dudas, talvez no de lo primero, pero sí de lo segundo

Henry Andino dijo...

Pues los sentimientos ahí están, siempre estorbando. Pero sin sexo no se puede vivir. La vida no será justa...pero sin sexo no sería vida :)

Saludos Mario...

Dulce Limón dijo...

Insisto... que si hicieras un libro lo vendés.

Mariocopinol dijo...

Clau, No permanentemente pero si por períodos largos!

AA, Solo hay q bajar las revoluciones!

Alex, gracias, sos mi fan de ya ratos, pr eso lo decis!

iba pasando dijo...

Si son cuentos, está bien, si son reales están mejores.

Y sí, se puede vivir sin sexo. Precisamente ayer me puse a prueba, me vino a visitar (sin avisar) una amiga y traía "chupe", pues lo consumimos y después ella quería algo más y mejor la llevé a un bar-restaurante para que la cosa no pasara a más.

Llevo 5 años sin pareja sexual, y con ella no hice nada no por falta de ganas, sino por respeto. Ella es la esposa de un buen amigo; aunque están separados, no me pareció correcto.