3 de julio de 2009

Del amor y otras hierbas

A veces cuesta tocar estos temas. Me he dado cuenta de lo complicado y escabroso que puede resultar por las diversas opiniones, aristas, puntos de vista que implican. Voy a tratar de hacerlo de la manera más objetiva posible.

Cuando se habla de sexo y amor pareciera que casi casi es como hablar de religión y política. Nunca falta el convidado de piedra que arruina un intercambio de ideas saliendo con una vulgaridad o con una locura o no sé, algo que dé colera. Valga el comercial, yo ya he tenido ganas de escribir de esas historias disparatadas que se me ocurren (y a fuerza de ser sinceros en el msn o en persona tambien me han sugerido que lo haga) con un tema sexual, que incluya aspectos no tan tradicionales de la sexualidad, de nuestra propia versión, la salvadoreña, posiciones, juegos, que sé yo! La cosa es que no lo he hecho porque no me gustaría perder el segmento de lectores que no son simpatizantes de este "género". Sin embargo, a sabiendas que no lo haría como un patrón, es decir, que no va ser parte integral de esta bitácora sino mas bien como una "variedad" más de mis relatos, considero pertinente plasmar mi postura al respecto y que sea este el disclaimer para que en futura fecha no se escandalicen mis más tradicionalistas seguidores cuando lo vean aquí.

Así las cosas dejenme aprovechar la oportunidad y explayarme un poco para divagar. Hay ocasiones en las que quizá nos veamos en la situación de compartir nuestra relación sentimental con familiares y amigos y el hecho de como alguien que no es precisamente una persona que sea ideal para nosotros (según el conglomerado) hace particularmente incómodo contestar los usuales por qués, comos y cuandos, preguntas que tal vez si tuvieramos la plena convicción que buscan nuestro propio bien, hubiera una lejana posibilidad que las tomaramos en consideración, sin embargo, habida cuenta que el 99.99% de las veces solo es por pura gana de entrometerse en nuestra vida, con nuestro buen tino, descartamos tales fundamentos.

A veces es difícil externar que nos encanta el sueño de evocar todos los atributos positivos (amor, cariño, atención, integridad, nobleza) Esto nos lleva a una discusión acerca de qué es el amor verdadero. Si bien el amor parece ser muy difícil de definir, soy de la opinión que en la sociedad que vivimos buscamos amalgamar dos aspectos muy opuestos y que incluso pudieran parecer mutuamente excluyentes. Esto lo sostengo pues pareciera que cuanto más decimos del amor, más nos contradecimos y las más de las veces al ver que un aspecto del amor se opone a otro, nos damos por vencidos, confundidos y frustrados y con justa razón! optamos por la vía fácil, asumir que el amor es demasiado personal, misterioso y enigmático para ser analizado con precisión!

Intrigado acerca de esto ultimo, me dí a la tarea de investigar, dando con hallazgos harto interesantes! Los griegos, vivos como siempre fueron, tenían dos términos para dos clases de amor, Eros y Ágape, cada uno con su valor, verdad y belleza muy especiales. Y no, antes que lo googleen, no tiene nada que ver con la Encíclica papal de Benedicto XVI: Dios es Amor (Deus Caritas Est)

Eros: El verdadero amor es un anhelo consumidor y desesperado por el ser amado, a quien se percibe como diferente, misterioso y elusivo. A menudo hay que vencer grandes obstáculos y, por lo tanto, en el verdadero amor hay un elemento de sufrimiento. Otro índice de la profundidad del amor es la voluntad de soportar el dolor y penurias por el bien de la relación. Al verdadero amor se asocian sentimientos de excitación, embeleso, drama, ansiedad, tensión, misterio y anhelo.

Ágape: El verdadero amor es una sociedad con la cual dos personas que se quieren están profundamente comprometidas. Esas personas comparten muchos valores, intereses y objetivos básicos, y toleran de buen grado sus diferencias individuales. La profundidad del amor se mide por la confianza y el respeto mutuos. La relación permite a cada integrante de la pareja ser más plenamente expresivo, creativo y productivo en el mundo. Hay mucha alegría en las experiencias compartidas, pasadas y presentes, al igual que las venideras. Cada integrante de la pareja ve al otro como su amigo más querido. Otra medida de la profundidad del amor es la voluntad de verse a sí mismo con honestidad a fin de promover el crecimiento de la relación y la profundización de la intimidad. Al verdadero amor se asocia sentimientos de serenidad, seguridad, devoción, comprensión, compañerismo, apoyo mutuo y bienestar.

Si me preguntan, tiendo a pensar que lo ideal es una mezcla de ambos, probablemente un 25% de Eros (si no cuesta, no se valora) y un 75% de Ágape.

No falta quien en alguna oportunidad ha escuchado la historia de quien nunca se ha sentido amado y/o realizado sexualmente por sus anteriores parejas, usemos de nuevo los porcentajes, el 99.99% de esas veces son mentira, pero, que tal si nos toca ese 0.01 % como saberlo? Eso lo voy a tocar en futura fecha.

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