Por lo general cuando uno pone patriotismo en el diccionario se encuentra con sinónimos relativos a determinados valores, cultura, historia y afectos vinculados a determinada nación. Pero cuando uno ve noticias
como esta, no es precisamente algo como el patriotismo el que aflore o sea algo que en una conversación se quiera destacar.
No es natural que en un país con poco más de 21.000 km2 y con una población que oscila entre los 6 y los 7 millones de acuerdo al último censo, se disparen 197% las muertes en mujeres. Y si vamos a hablar lo ideal, no es natural que un ser humano la quite la vida a otro -aunque eso es material de otra discusión del tipo axiológico que en este momento no tiene cabida- pero ese es el tema que nos ocupa.
El término femicidio o feminicidio se acuñó como una forma de denuncia a la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista. Tristemente el maltrato hacia el mal llamado sexo débil es una cuestión muy arraigada en el imaginario colectivo (y que no por eso debe de ser tomado como válido)Este es por lo general un crimen pasional, es decir, se trata de crímenes con móvil sexual. Pero no se puede englobar exclusivamente de esa manera, puesto que hacerlo estimularía una falsa e indiscriminada percepción acerca de la enorme cantidad de crímenes misóginos que ocurren. Sin ahondar mucho en el tema se puede colegir que la trata de blancas, la prostitución, la pornografía, el narcotráfico, el tráfico de órganos y deudas por cualquiera de los anteriores son otras causas para que la tasa se mantenga tan alta.
Los expertos señalan que es un delito de dominación, en el que se busca subyugar a la víctima. Siendo un crimen de odio y llevado a cabo en la más deleznable impunidad, el feminicidio es el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género, y el simple hecho de ser del sexo femenino se convierte en un riesgo. El femicidio debe ser comprendido, entonces, bajo el concepto más amplio de las relaciones de sometimiento, imposición y control de hombres.
En nuestro país, y a fin de erradicar ese flagelo de la sociedad, se deben dar muestras puntuales de voluntad por buscar soluciones. Ahora es el momento de corregir algunas cosas, resolver el despropósito causado por esos crímenes, entre las que podemos mencionar están dos:
-Es menester que se den para poder comprender el fenómeno un reacomodo de las figuras penales para tipificar el delito, redefinirlo. Muchos dirán, más trabajo para el legislador es letra muerta y no acciones, pero si se acompaña con una campaña con una linea 24/7 para denunciar la violencia doméstica puede rendir réditos.
-Que los tribunales sean expeditos a la hora de ventilar esas causas penales y no decreten reserva (ni parcial mucho menos total). Que si el móvil, que si el motivo, que si la razón de un crimen. Sin afán de promover amarillismo entre la prensa, mientras más informada esté la población habrán más denuncias.
Para terminar, en otros países con mayor desarrollo se llevan a cabo investigaciones para determinar las causas y tratar de poner un paro a los asesinatos, cuestión que deberíamos de imitar para evitar más derramamiento de sangre.
La actual ausencia de estadísticas oficiales con datos ciertos, uniformes, sistematizados y recabados desde un perspectiva de género sobre la magnitud de la violencia contra la mujer, y específicamente del femicidio, constituye un serio obstáculo para la investigación de los crímenes. Ver nota completa
FE DE ERRATA:
Leyendo la entrada de
Hunnapuh en este mismo respecto, me entero que ya existe una
"Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres" aprobada en 2010 para entrar en vigencia en 2012 (cuantas víctimas van a haber para entonces?)