12 de enero de 2012

Trascender



Siempre he querido hacer algo con mis 3 hijos y por no haber puesto el empeño suficiente no lo he hecho. Se trata de plantar 4 árboles. Uno cerca del otro. Es que se me hace que es algo que hasta pudiéramos visitar y ver como crecen. Así incluso tendrán una anécdota que contar cuando ya no esté y ellos puedan llegar a ese lugar, de preferencia un parque para que haya menos probabilidades que los talen, y decir que ellos de pequeños hicieron algo con su padre que permanece después que este abandonase este mundo físico. Me he propuesto cumplirlo este año para borrarlo de mi lista de pendientes.

A veces me pongo mero existencialista y me fijo en cosas triviales. Tan superfluas como la importancia de un soplido por ejemplo. Como acto mecánico de respirar, para apagar las velitas del pastel de cumpleaños, para inflar un globo, para aliviar el dolor del antiséptico en una herida. Son locuras mías.#PilasMías diría un asiduo visitante de esta bitácora.

Otras divagaciones incluyen mi pánico a fallecer. El desconocimiento de lo que hay después de la vida. Estoy consciente que ante la inexorable llegada para todos de nuestra cesación de las funciones homeostáticas, nada se puede hacer, pero igual me aterra. Muchas veces damos por sentado que vamos a estar ahí para siempre, hasta que hay una defunción en nuestro círculo más cercano y sentimos el gélido aliento de la muerte. Es como aquella cita de la película "The tree of life" que la dice el sacerdote en el panegírico del niño difunto: "Nos desvanecemos como una nube. Nos marchitamos como pasto de otoño. Y como a un árbol nos salen raíces. ¿Hay fraude en el esquema del universo? ¿Hay algo que no sea mortal? No hay nada que no muera. No podemos quedarnos donde estamos. Debemos continuar nuestro camino. Debemos encontrar eso que es mejor que la fortuna o el destino. Nada puede traernos paz a cambio. ¿Está exento de dolor el cuerpo del sabio o el del justo? ¿De la intranquilidad o de la deformidad que puede segar su belleza? ¿A la debilidad que puede destruir su salud?" Reflexiones que nos deja una historia plasmada en un filme.

Casi todo se resume en pensar. Hay supuestos cataclismos que se asoman al final de este año y han calado hondo en el imaginario colectivo -y quien sabe si se dé, por aquello de muchas mentes deseando lo mismo hacen que ese algo ocurra- pero la verdad es que nadie sabe su hora de partida de esta tierra. Pueda que muchos ni lleguemos a esa fecha, puede que después de ese día todos nos estemos riendo. Pero algo si tengo claro: a mí siempre me queda el deseo por trascender.

2 comentarios:

elsum dijo...

Yo he pensado también, muchas veces, que puedo hacer para 'trascender' y que mi hijo me recuerde con algo, con algun lugar...
A la muerte no le tengo tanto miedo si no es por el hecho de imaginar en que será de mi hijo ahora pequeño o ocomo lo van a cuidar y asi; pero igual, me gustó mucho esta reflexión.
Animáte y eliminá uno en tu lista de pendientes :)

Camila Francia dijo...

Me encantó este post papi(: te quiero muchooo!:D