8 de diciembre de 2011

Esperar lo inesperado




Tuvieron que pasar más de 30 días para volver a postear pero ya estoy de vuelta!

En una ajetreada semana que incluye la muerte de dos personas con gran influencia en la vida política reciente del país, que el actual alcalde (y candidato a la reelección) de San Salvador se autodenomine "La mano mágica" en un evento público y la evidente embriaguez del Presidente del Primer Órgano del Estado durante una sesión plenaria; sin lugar a dudas el primer lugar se lo lleva -y a ojos cerrados- la infortunada nota que el pseudo-periodista Rafael Domínguez firmó en un periódico local.

Digo que ese último acontecimiento se lleva las palmas, no solo porque se "lució" con su cavernícola enfoque acerca de una campaña que busca concientizar a la población con respecto a los riesgos a los que nos enfrentamos en nuestros días. Lo digo también porque de los políticos nunca podemos esperar nada bueno, porque contra la muerte nada hará que detengamos su inexorable llegada, y porque de un profesional de la información esperamos eso precisamente, que sea paradigma del conocimiento y maneje con soltura los temas de los que trata en sus columnas de opinión.

Pretender que haya transigencia en este país es como esperar que Funes deje de decir mentiras. Tristemente esta sociedad es "bochinchera" por naturaleza. Así como simplemente no faltará el energúmeno que se agarre a golpes con otro que le va al Barcelona y él es del Real Madrid. En ese orden de ideas, los obsesionados con los "valores familiares" no dejarán de pregonar su perfecta armonía con las leyes emanadas de la divinidad y divulgar sus férreas críticas a quienes no comulguen con su forma de ver el mundo. Ahh sí! E implantar a toda costa su modelo de vida.

Pero llevar esa intolerancia de manera sistemática a los medios de comunicación e imponerlas de esa forma excede todas las expectativas. Nunca me he caracterizado por ser un defensor a ultranza del pensamiento liberal -o del conservador- Mas bien creo en las libertades del individuo y si fui criado como alguien que tiene libre albedrío y en el que un mínimo de sentido común debe ser empleado en las decisiones que uno toma pues no puedo menos que pronunciarme en este respecto.

El hecho incuestionable es que en pleno siglo XXI todavía existan personas que pretendan obligar al prójimo a hacer la voluntad de otro. La premisa es una contradicción por sí misma. No hay coherencia. ¿Donde quedó el respeto? La solución sin embargo, es práctica a mas no poder. Que cada uno se conforme con lo que quiera y si al vecino no le parece que mire para otro lado. Vive y deja vivir.

Al final puede que yo tan solo le esté dando validez al -vulgar si se quiere- dicho "Las opiniones son iguales que los culos. El nuestro es divino y el del resto, apesta." Estará en los apreciables lectores que juzguen si son disparates o no, criticar la posición del extremista-periodista Domínguez.

2 comentarios:

Aledato dijo...

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Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

No leí exactamente lo del sr. Dominguez, pero estoy de acuerdo en lo que usted dice."Queremos imponer nuestras creencias,opiniones y forma de vida entre otros" Porque creemos que es lo correcto, me ha sucedido con alguien en particular,que quiere imponerme hasta su forma de rezar!!!La gente tenga o no autoridad moral para instarlo a uno a hacer lo que segun ellos está bien, no puede obligarnos a hacer su mendiga voluntad.(Su palabra como la biblia, se interpreta de acuerdo al momento que uno vive) Gracias!!!