23 de marzo de 2010

Treinta años de martirio.

Quiero comenzar por dar mérito a quien lo merece. La imagen que ilustra esta entrada pertenece a German Hernández (de quien pueden saber más en su website). Como él mismo nos comparte, se le encomendó hacer un afiche para la conmemoración de los 30 años del magnicidio del más grande jerarca espiritual de nuestra tierra El Salvador, le quedó impresionante.

Yo todavía no contaba 5 años de vida cuando a este sacerdote originario de Ciudad Barrios le fue segada la vida. Como todo niño de la guerra sé de primera mano lo que significaba pasar encerrado y el stress que ocasionaba oir balaceras y el estruendo de bombas. Temer por el regreso de los padres es algo que no le deseo a nadie. Es una desesperación que se vuelve eterna.

Monseñor Óscar Arnulfo Romero es a todas luces el baluarte de la Iglesia, el abnegado pastor que dio su vida por sus ovejas. "por la Iglesia y por el pueblo de su querida patria” como diría en su momento Juan Pablo II. Se dedicó siempre al servicio de sus congéneres. Su férrea defensa por los desvalidos le valió granjearse la antipatía de los poderes de aquel entonces, convirtiéndose en una amenaza (y a la vez objetivo) de aquellos interesados en fomentar el odio de clases. Al ser el estandarte de los pobres y alguien difícil de acallar por la oligarquía salvadoreña, fue objeto de ataques difamatorios que le llevaron a vivir su calvario personal, su Golgota.

Que si lo van a canonizar o no son otros cinco pesos, puedo llegar a decir que hasta no me importaría. Está claro que su legado y el sacrificio que llevó a cabo le generó el suficiente caudal para estar incluso entre los 10 personajes que están en la Abadía de Westminster, los mártires del siglo XX. De todas formas, no creo que lo hiciera por lo que dijeran de él, pues veía y sentía el dolor de su pueblo y eso le bastó para martirizarse por los sin voz, como él les llamaba. Algo está claro, las grandes epopeyas se han escrito a lo largo de la historia con sangre, con la de mártires y héroes, con la de los valientes. No solo de bravos soldados que van al frente en la batalla en la medida que huelen la adrenalina que los lleva a la gloria.

Quiero terminar esta breve exposición con un fragmento de la homilía que dio Mons. Romero el día antes de ser asesinado, curioso como sigue vigente su mensaje, es solo de cambiar unas cuantas palabras, hoy no son los cuerpos de seguridad los que matan, hoy son pandilleros y delincuentes, no son solo los campesinos los que mueren, tambien los civiles comunes y corrientes...

"Yo quisiera hacer un llamamiento, de manera especial, a los hombres del ejército. Y en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles... Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de Dios que dice: "No matar". Ningún soldado está obligado a obedecer una orden contra la Ley de Dios. Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla. Ya es tiempo de que recuperen su conciencia, y que obedezcan antes a su conciencia que a la orden del pecado. La Iglesia, defensora de los derechos de Dios, de la Ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona, no puede quedarse callada ante tanta abominación. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: Cese la represión". (Homilía dominical, 23 de marzo de 1980)

3 comentarios:

iba pasando dijo...

Norita Mendez comentaba en su blog que como cambian las cosas y se pueden hacer comparaciones inversas.

Romero que se juntaba con los Opus Dei y la clase dominante en sus suntousas fiestas después cambió...

El presidente Funes que nunca tuvo pelos en la lengua para criticar lo que consideraba incorrecto, anduvo barbado, chuco, muchos lo tildaron de izquierada.. después cambió...

Rocío dijo...

Gran foto. El mensaje de Romero sigue siendo tan importante ahora como lo fue en ese tiempo, para que a los 30 años de su martirio sigamos hablando de él, no lo olvidamos.

Mariocopinol dijo...

@iba pasando, de hecho, después cambió.

@Rocío, nunca lo olvidará su pueblo.