15 de marzo de 2010

Marzo caliente

Se despertó después de sentir como que se le chamuscaban las patas. Puesi, si dicen que son jodidas las picadas del tal zancudo de playa, de esos que les dicen jejenes, finiiiiitos y que no se asustan cuando uno los espanta.

Hacía gran vaporón, desesperaba, y eso que estaba de madrugada, ni así refrescaba pues. Se oía a lo lejos al chucho jiotoso del vecino que no dejaba de latir, por allá como a dos cuadras. Todavía no clariaba y ya la Tanchito había empezado a hornear los panes. Si es que eso de tener negocio la gente cree que es comida de hocicones, pero no! No es tan chiche!

Cuando llegó Chus le pusieron el pedido de siempre, 4 latas que hacían 10 dolaritos (aunque eso era con ganancia porque a él le daban crédito, así como estaba de jodida la situación, mejor pájaro en mano que cien volando!) Lo demás era para las tienditas de ahí cerca.

La costa salvadoreña ni por enterada del mentado samaquión del tal Cono Sur. El cielo estaba sarado, así como cuando dicen que va a temblar. De repente en las radios comunitarias empezaron a advertir el riesgo de que la marejada llegara y arrasara con al menos 2 leguas tierra adentro.

A las meras 12, a la hora del zope, se levantó una ola de seis metros y dijo a inundar lo que había desde el solar de Don Chico, allá por el palodi'ule, hasta la farmacia de Don Cande.

Hay gente que es previsora, hasta el Alcalde se fue para la loma! Pero siempre hay intransigentes. La niña Tancho bien choyuda! Le valió y ahí se quedó:

-Lo que me han mandado mis hijos, les ha costado a ellos y no me lo van a robar estos carajos!

Dicen que por allá por la bocana la fueron a hallar junto a los marranitos, abrazando la tele se quedó! Quizás al otro lado la va ver!

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