9 de marzo de 2012

Elecciones 2012 El Salvador



La campaña terminó anteayer pero yo no voy a pedir el voto, ni voy a incitar a que prefieran a nadie. Tan solo quiero que mediten.

Ahora sí. Cada vez se comprueba más y más que es real aquello que los sibilinos y esotéricos predicen acerca de la extinción de la civilización occidental el 21/12/12. Si no fuera cierto, no se encuentra explicación para la incontable cantidad de señales inequívocamente apocalípticas que nos rodean.

Hoy resulta que los candidatos a diputados (porque reconozcamos que los que compiten por alcaldías no hacen tanta alharaca a nivel nacional, a excepción de los de la capital) han destapado el tarro de las esencias y mágicamente quieren hacer el bien. Ustedes han visto gente cargando canastos que más pareciera que conociéndolos estaban, porque en su vida habían tenido uno cerca. Cargando niños y con el gesto adusto porque quien sabe si se habían hecho sus necesidades. Mujeres que más da la impresión que se están burlando de las pupuseras en los mercados porque francamente nadie se cree que ellas torteen en su casa.

Aquí no estoy justificando a nadie. Hablo en general. Desde los albores de la humanidad se han dado los bandos organizados para detentar el poder y pugnar por controlar a los demás. Yo la verdad me siento en una encrucijada. En 20 años los unos no hicieron más que lucrarse a más no poder de las ventajas que pudieron sacar. La historia de ARENA se encuentra presa de sus propias contradicciones. Los rojos no se quedan atrás, ha sido llegar y besar el santo. Han demostrado su poco conocimiento y capacidad de manejar la cosa pública. Cuando un perro está comiendo, los demás canes que solo están viendo se mantienen ladrando, pero cuando los segundos están comiendo no pueden ladrar pues tienen el hocico ocupado. ¿El comal o las brasas? Pese a que aparentemente hay otros palos en los que ahorcarse no distan mucho de lo que ya hemos tenido en el pasado. Suficiente hemos tenido de esos personajes con memoria selectiva que recuerdan los agravios pero no los favores.

Pueda que ni siquiera se verifique la tan deseada renovación de los cuadros legislativos. Aquí sólo se bautiza el que tiene padrino, pues a juzgar por las papeletas, las dirigencias partidaristas, esas que muchos les da en llamar dinosaurios, se aseguraron de afianzar su puesto, veremos a los mismos de siempre y los nuevos, a ganar derecho de piso.

Hay otro movimiento que ha cobrado fuerza, "Anulemos el voto para hacer sentir nuestra inconformidad" no me parece más que una pérdida de tiempo. Quien va a reflexionar y decir "Hemos obrado mal, nos han castigado" ¿Los partidos que solo en época de pedir el voto sabemos que existen? ¿Qué sentido tiene dejar que otros decidan por mí? ¿Es que acaso no es lo mismo? Por establecer un paralelismo figurado se me ocurre que es como llevar el carro al mecánico y hacerle un diagnóstico, pero no tener plata para pagar la reparación! Para esa gracia mejor lo dejo tirado, sin complicarme en ir a perder el tiempo!

Yo sé que podrán alegar que está crítica la situación y que nos acercamos a un paroxismo, un harakiri. ¡Pero se debe de hacer! Yo estoy seguro que aquí nadie se quiere morir y sin embargo llegará el momento en que dejemos este mundo terrenal como lo conocemos y pasaremos a otro plano astral. De igual manera, no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza. Ya es tiempo de dejar de tener esa dejadez que a veces nos caracteriza. Elijamos a quienes nos dicte nuestra conciencia.

Yo no sé por quien iré a votar, de lo que estoy seguro es que no dejaré que otros decidan por mí. El domingo bien temprano meditaré y ya veremos como sale el asunto. Espero que ustedes también se pronuncien, por el partido o individuo de su preferencia pero háganlo.

2 comentarios:

iba pasando dijo...

Por los dos diputados que quería votar, uno está en La Libertad y otro en Santa Ana... así que tendré que estudiar las hojas de vida de los de San Salvador.

Mariocopinol dijo...

Da tristeza estar en ese dilema de no saber por quien hacerlo! No es en vano ese dicho de la sabiduría popular de escoger el palo en el cual ahorcarse