El hecho que para optar a un cargo público en los próximos comicios no sea necesaria la militancia partidaria no deja de escocer heridas en el ámbito legislativo y va a seguir levantando polvo, no es ningún secreto.
Pero no bromeaba al decir que me gustaría hacer ese ejercicio mental de como luciera un parlamento con personas con toda suerte de profesiones u oficios. Si en Brasil hay futbolistas, meretrices, comediantes, no veo lejos el día en el que las plenarias se vieran aderezadas por Chimbombín Eléctrico Panzadihule, La Tenchis, el primo Chomo y por qué no Paulette, la famosa stripper que ganó notoriedad en el archirequeteconocido local abajo del redondel Masferrer: Lima India Papa Sierra. Después de todo hasta la “Mulher Melão” (Mujer Melón) y la Mulher Pera (Mujer Pera) o Gabriela Leite (con una campaña y su consigna “Puta diputada” un tanto confusa) se lanzaron al ruedo en ese país amazónico por qué no una bailarina exótica?
Regresé a nuestra casa, donde el desorden de la partida presurosa era todavía presencia de la ausente. El peso de su cabeza estaba moldeado por la almohada; había, en el velador, un vaso de agua medio bebido, con un precipitado de gotas verdes, y un libro quedaba abierto en un fin de capítulo. Mi mano encontraba húmeda todavía la mancha de una loción derramada. Una hoja de agenda, que no había visto al entrar antes en el cuarto, me informaba del viaje inesperado: Besos. Ruth. P. S. Hay una botella de jerez en el escritorio. Tuve una tremenda sensación de soledad. Era la primera vez, en once meses, que me veía solo, fuera del sueño, sin una tarea que cumplir de inmediato, sin tener que correr hacia la calle con el temor de llegar tarde a algún lugar. Estaba lejos del aturdimiento y la confusión de los estudios en un silencio que no era roto por músicas mecánicas ni voces agigantadas. Nada me apuraba y, por lo mismo, me sentía el objeto de una vaga amenaza. En este cuarto desertado por la persona de perfumes todavía presentes, me hallaba como desconcertado por la posibilidad de dialogar conmigo mismo. Me sorprendía hablándome a media voz. Nuevamente acostado, mirando al cielo raso, me representaba los últimos años transcurridos, y los veía correr de otoños a pascuas, de cierzos a asfaltos blandos, sin tener el tiempo de vivirlos —sabiendo, de pronto, por los ofrecimientos de un restaurante nocturno, del regreso de los patos salvajes, el fin de la veda de ostras, o la reaparición de las castañas—. A veces, también, debíase mi información sobre el paso de las estaciones a las campanas de papel rojo que se abrían en las vitrinas de las tiendas, o a la llegada de camiones cargados de pinos cuyo perfume dejaba la calle como transfigurada durante unos segundos. Había grandes lagunas de semanas y semanas en la crónica de mi propio existir; temporadas que no me dejaban un recuerdo válido, la huella de una sensación excepcional, una emoción duradera; días en que todo gesto me producía la obsesionante impresión de haberlo hecho antes en circunstancias idénticas —de haberme sentado en el mismo rincón, de haber contado la misma historia, mirando al velero preso en el cristal de un pisapapel. Cuando se festejaba mi cumpleaños en medio de las mismas caras, en los mismos lugares, con la misma canción repetida en coro, me asaltaba invariablemente la idea de que esto sólo difería del cumpleaños anterior en la aparición de una vela más sobre un pastel cuyo sabor era idéntico al de la vez pasada. Subiendo y bajando la cuesta de los días, con la misma piedra en el hombro, me sostenía por obra de un impulso adquirido a fuerza de paroxismos —impulso que cedería tarde o temprano, en una fecha que acaso figuraba en el calendario del año en curso—. Pero evadirse de esto, en el mundo que me hubiera tocado en suerte, era tan imposible como tratar de revivir, en estos tiempos, ciertas gestas de heroísmo o de santidad.
Los pasos perdidos - Alejo Carpentier
PS. Este fragmento será objeto de análisis más adelante...
I can't tell ya baby what went wrong I can't make you feel what you felt so long ago I'll let it show
I can't give you back what's been hurt Heartaches come and go And all that's left are the words I can't let go
If we take some time to think it over baby Take some time, let me know If you really want to go
Don't know what you got till it's gone Don't know what it is I did so wrong Now I know what I got it's just this song And it ain't easy to get back Takes so long
I can't feel the things that cause you pain I can't clear my heart of your love it falls like rain Ain't the same
I hear you calling far away Tearing through my soul I just can't take another day Who's to blame
If we take some time to think it over baby Take some time let me know If you really wanna go
Don't know what you got till it's gone Don't know what it is I did so wrong Now I know what I got it's just this song And it ain't easy to get back Takes so long
Do you wanna see me beggin' baby Can't you give me just one more day Can't you see my heart's been draggin' lately I've been lookin' for the words to say
Don't know what you got till it's gone Don't know what it is I did so wrong Now I know what I got it's just this song And it ain't easy to get back Takes so long
Yeah, you don't know what you got till it's gone, no Don't know what it is I did so wrong Now I know what I got it's just this song And it ain't easy to get back Takes so long